mean

''¿Qué quieren de nosotros las leyes de lo justo y de lo injusto?''
Pues solo libertad propongo yo

martes, 1 de marzo de 2011

Freedom


Esto es lo que puedo ofrecerte, una playa, una isla, una noche, un sueño, una compañía, un susurro, una caricia, un oído, un corazón, un alma...
Esto es lo que soy, lo que creo y en lo que vivo, es lo único que puedo darte.
Analiza tu vida, tu pasado, tu ahora y tu mañana, mira que es lo que quieres, como lo quieres y con quien, mira quién te puede dar lo que buscas. Mira también que es lo que puedes ofrecer sin esperar nada a cambio, pues ese sentimiento te guiara para encontrar lo que buscas y deseas.
Yo solo puedo darte una noche en la playa… en ella puedo darte un sueño, que si quieres te guiara cada día y nunca acabara, porque también tendrás mi compañía unida a susurrarte palabras al oído acompañadas de caricias. Mientras estamos en la isla escuchare cuanto quieras, si te gusta lo que ves podré darte mi alma para que logres desnudarla y encontrar mi corazón, tu corazón.
Piensa todo bien, pues no quiero que te equivoques, si lo haces ambos perdemos, tu por el tiempo perdido, yo por el tiempo dado.
Caya y escucha, oye como tu corazón te dice lo que quiere... ¿lo oyes?,
Perfecto, porque a partir de ahora no habrá camino que te haga dudar.



Estamos en una playa, tumbados en la toalla a salvo de la fina arena,
estoy sentada, deseando que el momento nunca desaparezca en nuestro olvido,
tú me miras queriendo que nunca acabe.
Tanto silencio es frustrante, pues es tan cegador que no deja pensar, solo deja camino a las palabras.

-¿Te gusta lo que ves?

-Sí, no es la misma visión de día que de noche.

-Jaja ves, en el día todo es jaleo con las aceras llenas de gente perdida en sus pensamientos, pero ahora... ahora es muy distinto, no hay nada que pueda molestar, todo lleva a un sitio totalmente distinto al que pertenecemos.

-Tienes razón todo es muy bonito.

-Mira, ahora cierra los ojos, solo presta atención a mis palabras y al sonido del mar;
Imagina que estas solo en una isla, con tu acompañante,
para hacerlo mas creíble digamos que soy yo,
Recuerda las 15 horas de avión que tuvimos, fue agotador…
No pudimos dormir en todo el viaje, porque los niños de en frente se peleaban por quien bajaría primero de aquel avión y vería el mar…
Después salimos del aeropuerto, cogimos el autocar y, tras un largo trayecto al final llegamos al sur de la alejada isla.
Menos mal que cogimos esta pequeña cabaña, si no, nos hubiéramos tenido que ir al hotel, y con lo cómoda e intima que se ve, hubiera sido una verdadera lástima.
Más tarde, después de desocupar la maleta, hemos cogido las toallas y nos hemos sentado mirando al mar.
Es de noche y no se puede ver mucho, pero si prestas un poco de atención, puedes ver el hilo de montañas extendiéndose mar adentro, a la Luna reflejada en el ancho mar, tan claro que se pueden ver algunos peces (hermosos por cierto), el cielo está sin una sola nube, éstas remplazadas por miles de estrellas, que nos miran con cierta envidia por ver lo que vemos. También sientes como las olas se rompen y se encuentran con la húmeda arena,
La tocas, es tan áspera pero tan delicada…

Me callé en seco y abrí los ojos despacio mientras él despertaba de aquel anhelante sueño

-¿Por qué no sigues?-. Dijo con una nota de alarma en la voz

-Se me acabaron las ideas.- Repliqué mirando al horizonte, melancólica…

-Que mal.

-¿Por qué?-. ¿Acaso le gustaba lo que decía?, porque si era así, había cumplido mi misión…

-Me gustaba el hilo que tomaba mi imagen.

-Si tanto te gusta, ¿por qué no eres tu el que ahora narra los hechos?-. Dije mirándole con una mirada astuta.

-Mejor no, me da miedo a dónde puedo llegar si imagino que es verdad, mejor abramos los ojos ante la realidad.

-No te entiendo, ¿No puedes estar solo unos minutos sin pensar en la realidad?, tanta lógica nunca es buena, no para un vida normal.- El me notó algo enfadad y claro que lo estaba, ya no sabía que truco usar para poder sacarle algo del misterio que nos rodeaba.

-Mira mejor que nos vayamos, otro día volveremos-. Mientras lo decía se iba levantando, pausadamente y sosteniéndome la mirada.

-No me incluyas en ese "nos", yo me quedo. Me gusta lo que imagino y seguiré imaginando hasta que se haga realidad, si deseas irte estas en todo tu derecho.

-No lo entiendes, ese es el problema que no lo entiendes-. Y volvió a sentarse, pero esta vez, más alejado de mí.

-No puedo entender algo que tú previamente no hayas explicado, Por una sola vez en tu vida déjate llevar por tus sentimientos y dime que es lo que verdaderamente temes-. Sentí que había jugado bien con esta contestación, no le quedaría más remedio que hablar.

-Temo… Me hace gracia-. Dijo soltando una carjada amarga.
Quieres saber lo que temo-. Acabó con un tono nervioso. No entendía porque se comportaba de esa manera, estaba muy raro últimamente y ahora lo estaba más de lo normal.
Se levantó esperando que le dijera algo.

-Sí, quiero saber qué es lo que temes, quizás así lleguemos a alguna parte.
Me miró, con unos ojos que no he visto en mi vida, una mirada con tantos significados, con tantas palabras que deseaban salir, deseaban ser escuchadas y comprendidas, una mirada tan inocente y dulce...

-No te mentiré…-.Empezó a decir mientras se levantaba.
Creo que lo he hecho durante demasiado tiempo y eso no nos lleva a ninguna parte… te temo a ti.
Cuando mi cabeza razonó esas palabras mi estado fue de asombro, ¿porque me temía a mi?
¿Qué cosas podía haber hecho para ser la culpable de ese miedo?
Quizás pensaba que era una loca por imaginarme tantas cosas y la mayoría de ellas absurdas, ¿qué es lo que me querían decir sus palabras acompañadas de miradas que no lograba entender?

-Entiendo… bueno, no, en realidad no entiendo nada, se que con las cosas que digo a veces doy la impresión de necesitar un buen manicomio, pero de ahí, a que pienses que puedo estar tan mal para que temas de mi... no se, creo que no es para tanto…
Ya comenzaba a impacientarme y a llenarme de dudas… llegué a culparme por habernos llevado a esa difícil situación, debería de haber callado.
Mis mejillas comenzaron a brillar rojas, el se percato de eso y dejo de mirarme al instante, su mirada se perdio con el romper de las olas, y la oscuridad del horizonte.

-No temo a que estés loca, al contrario, es algo maravilloso de ti, muy hermoso.
Temo a...- dudó a la hora de seguir, pensó cada palabra como si con eso, fuera capaz de destrozar el mundo.-...a lo que tú eres capaz de hacer en mi.
Después de esto, mi cara era un cuadro. ¿Cómo diablos debía yo tomarme eso?
Como un halago de amor o como esa mala influencia de la cual no deseaba ver más…
Me puse de pie, caminé esos dos pasos abismales que nos separaban, cogí su cara entre mis manos y le dije...

-Mira, soy como soy, y lo único que no desearía jamás en esta vida, sería hacer cosas que pudieran lastimarte.
No podría hacerte daño, ni aunque tu mismo fuese el que me lo pidieras.
Pero lo que no entiendo es, ¿a qué te refieres exactamente con eso de "lo que soy capaz de hacer en ti"?-
Me cogió las manos, ahora puestas en su cara, y las beso tímidamente.

-No quiero imaginar nada contigo, porque temo que nunca se haga realidad,
No quiero soñar contigo, porque después despertaré y no estarás…
No quiero pensar en ti por medio a enamorarme de ti,
No quiero quedar contigo por miedo a necesitarte.
Y no quiero tocarte por miedo a no poder despegarme de ti.-
Sus palabras me golpearon de frente, sin dejarme un rincón para pensar, solo dando pasó a la ruborización de mis mejillas y al aturdimiento.
Nos quedemos bastante tiempo quietos, parecía que no nos movíamos, que no hablábamos, solamente parecíamos estatuas. Pero la realidad era bien distinta. Nuestros corazones latían tan deprisa y tan fuerte que parecía que de un momento a otro la tierra dejaría de sostenernos a ambos , nuestras miradas estaban llenas de palabras que no podían ser expulsadas sin ser trabadas.
Lo único que reacciono de mi cuerpo fueron las manos y brazos, me solté de sus manos y envolví su cintura a la mía, apoyé mi cabeza contra su pecho, lo abracé fuerte, temiendo que aquel momento fuera solo sueño y a que el desapareciera como el viento.

-¿Estás segura de lo que haces?-. Me preguntó con tristeza en la voz, como aquel que nada tiene que perder pues ya lo perdió todo.

-No puedo estar tan segura de algo como lo estoy ahora. Dime que tú también lo estás, que quieres que esto suceda…

-No podría decírtelo con palabras, ninguna es lo suficientemente capaz de expresar el deseo que siento de que suceda.
Parecía una bomba de relojería, una noticia más y mi cuerpo caería desplomado al suelo

-Te amo-. Le dije sin pensar, sorprendida de la facilidad con la que esta palabra había corrido de mi boca pero con miedo de pensar que iba demasiado rápido

-¡¿Me amas?!-. Me preguntó sonriendo y con un tono burlón.
Pues señorita, he de decirle que no mas que yo a usted-. Dijo con una sonrisa de pícaro y haciendo como que se quitaba ante mí aquel sombrero antiguo que los caballeros se quitaban cuando pasaba una dama.

Me reí, feliz y orgullosa de sentir que al fin había conseguido tenerlo todo cuando lo miraba sin tener nada

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Brisas